Sexo

Cómo plantear una diversidad sexual sana y placentera

La sexualidad, como expresión intensa de la vida, hace patente el carácter «tolomeico» de figuras más pensadas para sobrevivir que para vivir y que asumen el sacrificio de la libertad en nombre de una cierta idea de la protección, como las residencias y la incapacitación jurídica. El giro copernicano que necesitamos en el imaginario colectivo de la realidad de la diversidad funcional nos llevará a una sociedad más humana y más justa para el conjunto de la población. Es un camino largo, complejo y apasionante.

No hay atajos. La única manera de tener una vida sexual llena es teniendo una autopercepción positiva y una vida social rica y compleja. A pesar de vivir en su propia casa, la barrera de un imaginario colectivo que infantiliza y asexúa a las personas con diversidad funcional había sido interiorizada por quien rechazaba su cuerpo y no tenía muchas relaciones personales.

El sexo es un placer único e intransferible

La medicalización de la vida en general y de la sexualidad en particular es un mal camino. Derecho a la salud, sí; reducir la persona a la condición de paciente y convertir su vida en un tratamiento, no. Las causas de la exclusión sexual de las personas con diversidad funcional son sociales. Cheryl, el asistente/sustituta sexual, se ve desbordada por una realidad que no es médica ni medicalitzable. Hacer vida independiente autogestionando asistencia no garantiza una vida sexual plena, pero da oportunidades y posibilidades. El proceso de crecimiento personal y de autoaprendizaje de en Mark a la vez de relacionarse con las suyas asistentes y con otras personas resulta ilustrativo.

La figura del asistente/sustituto/acompañando sexual puede ser un apoyo fundamental por el bienestar físico y emocional de las personas que no tienen acceso a su propio cuerpo y no se pueden masturbar por ellas mismas. Se tiene que regular y garantizar como derecho. En todo aquello que va más allá de las tareas de masturbar quienes no puede hacerlo por sí mismo y/o facilitar las relaciones sexuales con otras personas, el debate sobre la asistencia sexual queda abierto. A mi parecer, se tendría que incorporar en el debate general sobre la prostitución

Quien sea favorable a la regulación de la prostitución puede encontrar en el ámbito de la diversidad funcional argumentos y experiencias de sus beneficios extensibles al conjunto de la población. Quién esté por la abolición de la prostitución, puede incorporar la realidad de la diversidad funcional al proceso de construir una sexualidad humana general bastante rica y positivamente apreciadora de la diferencia como para eliminar la demanda de servicios sexuales más allá de la represión policial.