Salud

Porno Educativo, aprender salud sexual

porno-educativo

Según datos de los últimos estudios, la mayoría de jóvenes comienzan a ver porno antes de los diez años. Se trata de una estadística escalofriante que, unida a otras, nos hace entender muy bien la situación de sexualización extrema que vive nuestra sociedad. A nivel mundial, la edad para perder la virginidad ronda los 14 años. Está claro que hay chicos que la pierden mucho después, pero también otros que lo hacen mucho antes. Y la cifra sigue bajando, de manera acelerada, ya que en estos tiempos el acceso a la información a través de Internet es absoluto. Si comienzas antes a ver porno, incluso cuando no lo entiendas, querrás adelantar también tus relaciones sexuales. Y no hablamos ya de lo apropiado o no de tenerlas tan temprano, sino de la falta absoluta de información que se tiene a esas edades, en parte por la desidia de padres y profesores.

En muchos países, la educación sexual en los colegios es inexistente. Y es que hay padres que entienden que sus hijos no deben estar expuestos a esos estímulos a edades tan tempranas. Lo que la mayoría desconoce, o al menos obvia, es que sus pequeños ya están empezando a ver porno en sus smartphones y tablets, sin su supervisión. Y cuando les llega esa información a través de ese tipo de vídeos, sin filtros ni control, la situación se convierte en un auténtico problema. La educación sexual debe ser controlada y reglada, porque de lo contrario los jóvenes crecerán con falsos mitos, encorsetados en la visión fantasiosa que el porno les ofrece. Si es la única vía de información que tienen para entender el sexo, antes de practicarlo, ¿cómo pretender que se sientan cómodos cuando ven que la realidad no es como en las películas X? ¿Cómo evitar embarazos no deseados, transmisión de enfermedades venéreas o incluso abusos? La educación es la base de cualquier sociedad, pero mientras el sexo siga siendo un tabú para la nuestra, la situación  no se va a poder revertir. Por fortuna, algunos canales eróticos están lanzando acciones que se proponen, precisamente, hacer del porno algo educativo a la par que excitante.

No todo el porno es igual

Hablar de pornografía es intentar generalizar dentro de una industria que cuenta con diferentes facetas. Y sí, cualquier escena donde haya sexo explícito y que busque la excitación del espectador puede ser considerada como pornográfica, pero eso es solo el común denominador. Hay porno más intenso y agresivo, y otro más soft. Porno divertido, y porno extremo. Porno con situaciones de juegos de rol, como fantasías, y porno que directamente va al grano, mostrando el propio acto y nada más. Porno en el que las mujeres tienen más peso en la acción, y otros en los que sigue siendo el hombre el que lleva todo ese peso. Por no hablar de los diferentes fetiches que se ven reflejados en las categorías que encontramos en las webs de vídeos porno. Pero además de todo eso, también existe el porno educativo.

Morbo y aprendizaje van de la mano

De entrada, lo lógico es pensar que una producción pornográfica tiene como objetivo entretener al espectador. Por eso hay un show, se lleva a cabo una relación sexual completa pero de una manera mucho más intensa que lo que estamos habituados a experimentar en la vida real. Porque se trata de ficción, al fin y al cabo. Lo que vemos ahí son actores, llevando a cabo un papel en el que tienen que entregarse al sexo. El entretenimiento está por encima de todo lo demás, y el espectáculo es lo que importa. Sin embargo, en el porno educativo, lo principal es mostrar la manera más sana y saludable de tener relaciones, aunque en principio no sea tan espectacular y erótico.

En canales como Porno Educativo o programas como S.O.S.ex se llevaban a cabo ejemplos de cómo hacer una felación, de cómo tener coitos durante el embarazo, o de la mejor forma de encender la pasión en una mujer. Todo ello de una manera muy explicativa, mientras actores profesionales llevan a cabo esas prácticas. Claro que hay morbo, porque la situación es definitivamente excitante, pero lo educativo está por encima. No se busca echar el mejor polvo, el más intenso o desfasado, sino mostrar la realidad del sexo, del placer. Prácticas que normalizan algo tan natural como es el coito y que lo acercan al común de los mortales. Así ya no tenemos que fijarnos solo en esos actores y actrices que parecen perfectos para este tipo de placeres.

Una fuente de información imprescindible

¿Para qué sirven estos programas o canales educativos sobre porno? Pues lo primero, para realizar una función divulgativa importantísima en un tema tan delicado como este. El porno, como el sexo, también sigue bajo la sombra del tabú, y es algo que incomoda cuando se habla de él. Sin embargo, existe, y como hemos comprobado al principio, ahora es más accesible que nunca para mentes todavía no del todo desarrolladas. Si un crío de 12 años va a ver un vídeo pornográfico, ¿no será mejor que llegue a uno donde se le explique bien y de manera clara cómo es el sexo? Es como ponerle delante de dos películas, una de Marvel, pura fantasía y efectos, y la otra un documental, más realista y aun así también ameno.

El porno sigue siendo hoy por hoy la fuente de información sexual más habitual entre los jóvenes y no tan jóvenes. La mayoría de hombres adultos confiesan que ven porno a menudo, para distraerse, para excitarse e incluso para aprender cosas nuevas que utilizar en la vida real. Pero el porno que se ve habitualmente está tan alejado de lo que es un coito real que  muchas veces, esa diferencia tan enorme nos provoca una gran frustración. Y eso hacer que nos quedemos pensando por qué el sexo no es tan interesante y ardiente como en las películas, cuando son pura ficción. El porno educativo, al menos, nos da ideas realistas sobre cómo mantener relaciones más sanas. Partiendo de esa base, estos canales son mucho más necesarios que los anteriores, aunque no tan populares.

La necesidad de este tipo de canales

Y es que tampoco podemos permitir que el porno agresivo, con tintes machistas y siempre pensando en la simple excitación se quede con todo el terreno. Seguirá habiendo porno de este tipo y seguramente la mayoría de vídeos que encontremos en Internet pertenezcan a esa categoría. Pero también debemos buscar una alternativa mucho más realista y divulgativa, a través de estos canales de porno educativo. Tal vez no para ponerlos en las escuelas o institutos, pero al menos sí para crear un contrapeso a la hora de encontrar escenas morbosas. Si los chicos llegan a este tipo de vídeos, que siguen siendo excitantes, estarán aprendiendo, aun sin saberlo, cosas importantes para el futuro. Y además, son vídeos que equiparan mucho más a hombres y mujeres a la hora de enfrentarse al placer, algo necesario también en el porno.